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Rayadas de Antaño

El Sombra

El Sombra

“Hay días en que uno se siente solo, como si no tuviera un lugar en ese mundo tan competitivo y superficial, como si su presencia no fuera mas significativa que la de una hormiga en un bosque.

 

La soledad es mi compañera. Aun que rodeado de colegas y amigos,  aun que rodeado de gente, es como si no fueran los míos, como si no perteneciera a ese mundo, como si mi lugar estuviera lejos de aquí, muy legos.

 

Como si constantemente la vida me pusiera a prueba para asegurarse de que mi personalidad y esperanzas siguen ahí, sólidas e intocables; pero no son tan sólidas y para nada son intocables.

 

Viviendo así, siendo observado y despreciado, como si nadie se acercase a ti por miedo a conocerte, por miedo a defraudarse, por miedo a llegar mas allá de algo desconocido. Mirando como el mundo sigue sin mi participación. Sigue bien, por su camino, sin necesidad de que interfiera en él. Pero no quiero. Quiero participar, ser algo más para los que son algo más para mí. Vivir y hacer que el camino del mundo cambie un milímetro, y con eso cagarlo todo. Pero quiero intentar.

 

¿Que mal te he hecho? ¿Por qué no puedo participar contigo?

 

Es como si conmigo uno no puede ser uno mismo, se tiene que esforzar, cambiar, salirse de la línea, eso no es cómodo para nadie. Así nunca conoceré a nadie, ni siquiera a ti.

 

Desperdiciando el tiempo y los intentos de acercarme a alguien que quizás valga la pena seguiré con las esperanzas de algún día poder ser libre, aceptado y viviendo la vida que siempre soñé.”

Despedida

Despedida

Miró la luna, estaba casi llena. Se sentó en la arena, estaba fría. Miró el mar, era una malla oscura de tamaño incalculable. Se tumbó y sintió el contacto de la arena en sus brazos y pelo, como le gustaba esa sensación. Miró las estrellas, parecían más bellas y numerosas que nunca. ¿Por qué todo tiene mejor sabor cuando sabes que es la última vez que lo pruebas? Se sentó, abrió la mochila y sacó la navaja. Estaba tranquilo, sabía que nadie lo iba a ver, y si lo viese no podría hacer nada. Se quitó la camiseta, sintió la fresca brisa acariciarle la piel. Sintió la arena resbalarse de su cabeza cayendo por toda su espalda. Tuvo un escalofrío. Deseó que Dios le parara. Miró al cielo, era una noche perfecta, Dios no le hablaría. Miró la navaja como si aquel metal le diese lastima o pena. Se levantó y se quitó los pantalones y la ropa interior. No hacia frío y agradeció a la luna por estar cuidándole desde arriba. Se acercó al mar y se mojó los pies, el agua estaba casi fría, exactamente como a él le gustaba. Todo era tan perfecto que desnudo y con la navaja en la mano se puso a llorar, miraba al cielo, nada de dioses o ángeles a salvarle, miraba a su alrededor por toda la playa y nadie correría al verle. Eso solo podía significar una cosa, que el cielo le daba la aprobación, le daban el visto bueno, era lo que le estaba escrito, que triste es acabar así. Aun con el agua por los tobillos se limpió las lágrimas suavemente con el filo de la navaja, solo para sentirla, se puso de rodillas y sintió la suave marea rozarle el muslo. Se abrió un poco de piernas. Sujetando fuerte la navaja miró por ultima vez en todas las direcciones, nada. Respiró hundo y antes de soltar el aire se hizo un corte no muy profundo en la ingle. Sabía que ahí le cortaría una arteria importante y que en cuestión de minutos estaría desangrado. No se veía bien la sangre con la oscuridad y por última vez en su vida agradeció por aquella noche tan perfecta. Se levantó, caminó un poco y se sumergió en agua, completamente desnudo, completamente en paz. Con pocas fuerzas, sin saber bien lo que le pasaba, miró al cielo y vio que todas las estrellas le miraban, sonreían y le llamaba. Fue a su encuentro y desde arriba vio que todo era perfecto, pero ya no agradeció simplemente lo entendió.

4 sentidos

4 sentidos

Cierra los ojos, un paso mas, deja tu cuerpo caer hacia el abismo infinito, aun sin abrirlos, confía en la gravedad, ella te llevará por el camino que debes seguir, te conducirá por el único camino posible, no abra los ojos, la caída sigue y sigue, infinita.
Pero sabes que el final llegará, siempre llega, pero no sabes cuando, ni nunca sabrás porque tienes los ojos cerrados. El pánico no te puede dominarte, supéralo y disfruta de la sensación de volar, la sensación de ser libre, el viento en el rostro, la alegría de ser indomable.





Cierra los ojos, confía en mí, déjame llevarte, valdrá la pena. Te llevaré por un camino muy largo y difícil, y a la vez bello y colorido, un camino perfecto, pero no lo verás, porque seguirás con los ojos cerrados, pero no tengas miedo de las piedras, no tengas miedo a tropezar, no tengas miedo a la oscuridad, estoy aquí a tu lado, instruyéndote por ese arduo y bonito camino. Nos caeremos, dolerá, nos reiremos, pero solo con pasos seguros y confiando en mi, entenderás que sólo usando todos los otros sentidos aprenderás a ver y sentir ese bonito camino por lo cual te llevo.



El camino del amor.

Camino al cielo.

Camino al cielo.

Todos queremos ir al cielo, pero pocos saben que ese viaje se puede repetir.

 

Para ir, primero, hay que sentir el calor, el amor, aceptar el destino, sin vuelta atrás.

 

Luego hay que dejar y olvidar lo que es material y superficial.

Quiero hacer ese viaje, pero sólo no puedo llegar al destino deseado. Te llevaré conmigo. Siente el calor y sígueme. Te enseñaré el camino. Traspasaré el primer límite besándote, abrazándote, ese límite para una nueva experiencia.


Empieza el camino. El calor aumenta. Puede que ese nuevo mundo te confunda. Puede que al principio te extrañe y moleste, pero yo estaré contigo en ese largo y cansado camino al paraíso. Luego descubrirás nuevos sentidos.

 

Sin ti no puedo completar esa misión, no puedo llegar al río sagrado. El río que me relajará y me limpiará el alma.

Ciego

Ciego

Blanco.
Todo es blanco sin colores.
Vida en Blanco.
Sigo, pero todo sigue blanco.
Haga lo que haga, piense lo que piense, busque cuanto busque, simplemente todo sigue blanco.
Soy único, soy raro, diferente. Los demás hablan de colores; hablan de rojo y azul, verde y amarillo, de muchos colores, pero nadie habla de blanco.
¡No quiero ver blanco!
Estoy cansado.
Como mucho algunas veces veo colores claros, casi blancos, a lo mejor son alucinaciones, imaginación mía, pero esas visiones me alegran; parece que pronto lo que es blanco se irá, y eso me "alegra".
Según lo que haga, no importa lo que vea, siempre diré que veo lo que ven los demás (no quiero ser El raro).
Ellos ven arco iris y cosas bonitas, yo solo veo nublado y tonos emblanquecidos.
Blanco. Blanco. Blanco.
¡¡ No quiero ver Blanco!!
Quiero ver otros colores, ver lo que ven los demás.
¡El negro! Se como ver el negro, es una salida del blanco, una nueva visión, una nueva fase. Quiero ver el negro.
Pero del negro no pueden nacer mas colores, el negro es negro, sin espacio para nada más.
Una ves que eliges el negro no hay vuelta atrás.
¡¡¡Estoy agotado del blanco!!!
¿Quiero el negro? ¿Quiero el blanco?
Es como si los otros colores estuviesen demasiado lejos de mi miserable ser.
No sé que hacer.
No se lo que quiero.

Noche sin luna

Noche sin luna

En esa noche sin luna donde la oscuridad es plena y el frío domina, camino por ese bosque rodeado por lobos salvajes, son aquellos lobos que te arrebatan lo que mas quieres. Pero no tengo miedo, de mi nada me pueden robar, porque en mi viaje nada llevo.

Aun que solamente vea poco mas allá del humo que sale de mi boca, aun que solamente sienta la nieve bajo mis pies, aun que escuche los lobos rodeándome, y preparando el ataque, no siento miedo, no siento frío, no siento nada.

Sé que en ese camino no llegaré a ningún lugar, pero sé, tengo esperanza de que un día,
la luna se llene de luz otra vez, y con ello se lleve la oscuridad y traiga el calor que derretirá la nieve que oculta mi camino, entonces, sólo entonces, buscaré un camino hasta el pueblo mas cercano, y allí encontraré un sitio para mi, un sitio con luces de fuego, y tendré todo lo que busco.

 

Sé que los lobos siguen en los alrededores, no tendré miedo, porque aun que ahora tenga todo lo que buscaba, aun que no me falte nada, aun que sepa que la luna algún día se irá otra vez, no tengo miedo, porque ahora, en mi pueblo, donde nada me falta, tengo la luz y el calor de la hoguera de mi hogar, y aquí en mi casa nada me afectará, nunca.