Episodo 2. Capitán Collejote y el niño amable vendedor de galletas.
Capitán Collejote estaba descansando en su súper escondite súper secreto en el medio de la montaña allá donde nadie le puede encontrar y molestar, cuando de repente ocurrió por segunda vez aquella tarde y sexta vez aquella misma semana lo inimaginable: ¡Sonó el timbre de la puerta!
Capitán Collejote
Niño Amable Vendedor de Galletas
¿Quién es?
Buenas tardes señor, estoy vendiendo galletas de casa en casa. Los de mi clase queremos así de esa honesta manera podernos pagar el viaje de fin de curso a Australia, Japón y China.
¿Cómo conseguiste mi dirección?
El autobús me dejó en su puerta. ¿Quieres galletas?
¿No me estarás hablando del Maligno Autobús de Maligno Diabólico?
Señor no sé de que me estas hablando, solo soy un pobre niño que vende galletas.
Un pobre niño que se quiere ir a Australia vendiendo galletas… Si te compro una galleta me prometes que no dirás a nadie la localización de mi escondite súper ultra secreto.
Señor vuelvo a decirle que el autobús me acaba de dejar en su puerta.
Cállate. No sabes lo peligrosa que es esa situación y estar aquí hablando conmigo. ¿Me lo prometes?
No, solo te lo promete si me compras dos galletas.
¡¡Dos galletas!! ¡¡Niño de que vas!! Entonces si te pido que me guardes otro súper secreto me pedirás que te compre más galletas a cambio, ¿no?
Eso depende. ¿Qué otros secretos tienes?
Que mi verdadera identidad es Cristian Calgón y que ser un Súper Héroe sin súper poderes no es para nada divertido, no sé como Flash Gordon pudo aguantar tanto tiempo así.
Entonces son: escondite secreto; identidad secreta; súper poderes, ¿no? ¿Algo más?
No, gracias. ¿Qué te debo?
A ver… si por cada secreto habíamos quedado en dos galletas, u al final tenemos 4 secretos… pero sumando a la promoción de esa semana de 3x2…entonces te llevas 8 galletas y pagas 6…además tienes un incremento de 200% en el precio final por ser un súper héroe, osease, una Persona de Prestigio. En fin el precio final sube a 90€.
Joder, ¡que robo! Por lo menos dime que están buenas esas galletas.
Pues no lo están.